sábado, 14 de febrero de 2015

Next Corea | Capítulo 2 - Primera noche: Soju y Ramyeon picante, Makgeolli y Cheonggyecheon

Nada más llegar a la estación de Seúl, lo primero que vimos fue una gran multitud de personas en la calle en una especie de manifestación, con megáfono incluido y algún que otro grito reivindicativo (imagino). Nuestra amiga nos comentó que se trataba de una de las tantas protestas que vimos en relación al, en ese momento, reciente accidente del ferry. Sólo lo vimos en el tramo que separaba salir de la estación y seguir escalera mecánica abajo para coger el metro. 

Fue una extraña sensación tener esa imagen aglomerante los primeros segundos que pisábamos Seúl, además con motivo de un tema tan serio y delicado como ese. Fue como una forma realista de darnos la bienvenida, como mostrando de primeras algo que no se suele creer que te encontrarás cuando te vas de vacaciones. Seúl no era una idílica ciudad perfecta, aquí también tenían sus problemas y lo habíamos podido comprobar nada más pisarla.

Ya faltaba poco para llegar!
Nuestro objetivo era llegar a Windroad Guesthouse en Jongno-gu, donde pasaríamos las próximas 9 noches. Para ello cogimos la línea 4 del metro y nos bajamos en Hyehwa, desde donde andando unos 5 minutos. Por aquí podía notarse el ambiente juvenil debido a las universidades de los alrededores; tiendas, restaurantes, y millones de cafeterías. Pero ya volveremos a este punto en un futuro capítulo donde explicaremos más detalladamente por qué nuestro primer barrio en Corea fue uno de nuestros favoritos.

Una vez en la Guesthouse, que no era más que una casa grande reformada y habilitada para ello, la dueña nos hizo el check in después de enseñar la reserva y darle un pasaporte para que tomase los datos, o algo. Pagamos, nos enseñó nuestra habitación y nos explicó las cosas básicas de las que disponíamos ahí. Acomodamos nuestras maletas, nos dimos una ducha y fuimos a dar una vuelta con nuestra amiga. A pesar del cansancio algo había que hacer la primera noche en Seúl.

Tomamos nuestro primer autobús dirección a no sabemos donde, pues nuestra amiga era la que guiaba y sólo la seguíamos donde ella decía. Lo más curioso del autobús era que no sólo había que pasar la tarjeta cuando entras sino también cuando sales, algo de lo cual no estábamos acostumbrados en los autobuses.

viernes, 6 de febrero de 2015

Next Corea | Capítulo 1: Llegando a Corea del Sur

Maletas hechas, alojamientos reservados, se acercaba el día del vuelo... Todo estaba listo. No había marcha atrás. A pocos días del viaje la inquietud que nos invadía era bastante importante, tan importante como el viaje que estábamos a punto de realizar, ese viaje que tanto llevábamos preparando se iba a materializar en experiencias.

Llegó el día 22 de Julio, y con ello empezó nuestra primera gran odisea: Llegar a Corea del Sur en un viaje que duraría más de 30 horas. Sí, demasiadas horas, pero merecerían la pena.

Partimos por la noche desde nuestra ciudad, Sevilla, dirección Madrid, pues el vuelo salía de la capital por la mañana y nos desplazábamos hasta allí en autobús. 6 horas aguantando el movimiento constante del bus por carretera, a una velocidad más propia de la Fórmula 1 que de un viaje normal y rutinario. Pero llegamos. Eran ya las 8 de la mañana, estábamos en el aeropuerto, sin haber dormido en toda la madrugada, despiertos entre nervios y emociones; ya habíamos superado el primer pequeño tramo del viaje.

Hasta las 11.30 no salía nuestro vuelo, así que debíamos pulular por la terminal, matar el tiempo que pasaba más lento de lo normal. Después de facturar maletas, llegó la hora de embarcar, todo debía salir perfecto, pues aún faltaban más de la mitad de nuestro trayecto.

Esperando en el aeropuerto de Madrid con el único entretenimiento de ver llegar y salir aviones.
Fueron 4 horas desde Madrid hasta Estambul. Vuelo tranquilo. La comida estaba buena, nos sentó como si lleváramos semanas sin comer. Una vez bajamos del avión el espeso calor de Turquía te daba la bienvenida. Pasamos directamente, sin pasar ningún control, a la terminal donde todos esperaban sus respectivos vuelos y nosotros nuestra esperada escala a Corea del Sur. El problema era que eso no ocurriría hasta dentro de 7 horas. Estas iban a ser las 7 horas más lentas de nuestra vida. El ambiente era muy distinto al del aeropuerto de Madrid, el choque cultural aquí ya era palpable, destacando la imagen de ver a algunos de los que estaban esperando rezar arrodillados en ciertos momentos.