sábado, 5 de marzo de 2016

Next Corea | Capítulo 16: Alcohol y más Noraebang

Ahora sí, vamos por fin con el último capítulo de esta serie resumen de nuestro viaje a Corea del Sur en el verano de 2014. Esta es la continuación directa del anterior capítulo, que hemos dividido en dos partes para mostrar esa noche improvisada de noraebang con más detalles.

Después de lo acontecido en la anterior entrada y su correspondiente vídeo, la noche siguió. Aún quedaban muchas horas que aprovechar durante la madrugada hasta que saliera el primer metro de la mañana siguiente. Así que en ese mismo barrio universitario donde nos encontrábamos decidimos ir a un local para tomar algo.

Dándolo todo de nuevo

El día anterior ya habíamos salido de fiesta, era domingo de resaca, pero dijimos, a la mierda, estamos en Corea, acaba de empezar esta noche de imprevisto y algo habrá que hacer. Fuimos al mismo local que la pasada noche, Lounge 47, un especie de bar de bebidas donde por un módico precio fijo puedes beber todo lo que quieras a elegir de una gran lista de licores. Sí, por sólo 15.000 won barra libre de alcohol, por así decirlo.

Habíamos pasado un buen rato en nuestro primer noraebang y estaría bien pasar otro rato en este local mientras hacíamos tiempo. Llegamos a la calle, subimos las escaleras hasta la segunda planta del edificio y el encargado del bar nos reconoce inmediatamente nada más entrar por la puerta.

El barman preparándonos el primer Banana Milk de la noche

"Ahí vienen de nuevo los españoles pesados de siempre", debió pensar, o no, porque derrochó gran amabilidad con nuestra llegada, aunque también es verdad que no éramos muchos en el local. Es lo que tiene un domingo a unas horas ya entradas en la madrugada. Le preguntamos al encargado que hasta que hora teníamos, y nos dijo que ese día cerraban antes, pero que por nosotros se quedarían más tiempo abierto, ya que también llegaron algunos grupos pequeños de más bebedores de domingos.

Pagamos el precio fijo, tomamos sitio en unos taburetes junto a la ventana, nos pusimos cómodos y fuimos a pedir a la barra. Empezamos con lo que se convertiría en un clásico: Banana Milk. Una bebida alcohólica con sabor a su propio nombre. No hay mucho misterio, más bien parecía un batido, pero más bueno estaba e iba bien para calentar motores. Luego llegaron los tequilas y continuamos con los tropical nosequé, melón nosecuánto, y un sinfín de nombres típicos de bebidas.

Sal, tequila y limón

Después de llevar un rato tomando algunos de estos licores, cerca de la ventana junto a la que estábamos sentados, nos dimos cuenta de que había un par de coreanas que llevaba también un rato bebiendo. Víctor me dijo que me girase hacia una de ellas y la saludase. Dicho y hecho. Puse mi cámara a grabar y le pedí un saludo, un "Hi!", que era lo máximo que podíamos entablar de conversación por nuestro nulo nivel de coreano por entonces.

Peeeeero no contábamos con nuestro comodín Estefi, es decir, nuestra amiga madrileña, la cual estaba estudiando coreano en Corea y dominaba bastante bien la conversación básica y no tan básica de coreano. Así que casi sin darnos cuenta Estefi empezó a hablar y a dejarnos, como siempre, flipados por su fluidez, a pesar del alcohol, todo hay que decirlo. Víctor y yo (Javi) estábamos muy perdidos entre tanta frase coreana que intercambiaban, aunque lo curioso era ver como la coreana trataba de hablar inglés y Estefi contestaba en coreano. En resumen, nuestra amiga le dijo que fuéramos todos a un noraebang después de beber, y aunque la coreana al principio, sorprendida por la inesperada propuesta de unos desconocidos, dijo que no podía, que tenía que marcharse pronto, cuando la amiga llegó del baño y se enteró de la propuesta, no dudo y dijo que sí, convenciendo así rápidamente a la amiga.

Camino del segundo noraebang

Misión cumplida, ya teníamos nuevo plan para el resto de la madrugada. No nuevo del todo pero sería una experiencia diferente volver a otro noraebang esta vez con más personas y con nativos para ver como lo viven ellos también.

Antes de partir hacia nuestro destino seguimos en el local para tomar la última copa. Además antes de salir podíamos pedir otra más para llevar, ya que era posible llevarte tu copa al noraebang o adonde quiera fueras sin ningún problema... ¡Viva Corea!

Acododándonos en este lujoso noraebang

Salimos del local nos limitamos a seguir a las coreanas, que al parecer querían ir a un noraebang concreto que ellas conocían. Llegamos y nos sorprendimos de lo lujoso que parecía ese noraebang comparándolo con el anterior. Parecía un hotel, con sus grandes escaleras para subir, su recepción bien acomodada y su lujosa decoración. Esto nos va a salir caro y no tenemos mucho dinero, pensamos. Pero no, ahora éramos 5 personas, y aunque este era más caro cada uno sólo tuvo que pagar 4000 won, un chollo para la calidad de ese noraebang.

Sólo 25 minutos para que acabe!

Y efectivamente, pudimos llevar sin problemas nuestra copa y terminárnosla allí mientras cantábamos. Esta nueva sesión de canto comenzó, un poco distinta a la anterior puesto que las coreanas empezaron con sus canciones coreanas desconocidas para nosotros, a grito pelado, con un entusiasmo intenso, como si estuvieran compitiendo con la sala de al lado para ver a quien se le escuchaba más. Pero fue divertido, aunque corto, ya que sólo se quedaron unos 35 minutos y el resto del tiempo lo aprovechamos nosotros tres.

Empieza a amenecer mientras cantamos La Macarena

Continuamos cantando variedad de canciones en esa enorme sala, con un cómodo sofá, un par de asientos individuales, grandes ventanales y hasta maracas teníamos esta vez. Disfrutamos todo lo que pudimos lo poco que quedaba de la noche y empezó a amanecer mientras estábamos allí. Salimos del noraebang con el día ya casi amanecido y con la satisfacción de haber pasado una buena noche improvisada que no dudaríamos en repetir.

Volviendo a casa y despidiéndonos de esa gran noche improvisada

Así que recordad, si alguna vez no tenéis como volver a casa en Corea del Sur, no os preocupéis, hay muchas posibilidades y diversión no va a faltar por la noche, aprovechad y seguramente tendréis una noche única en Corea del Sur.

Y todo por haber perdido el último tren...



Vídeo del capítulo 16:

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