Después de los primeros días adaptándonos a nuestro nuevo alojamiento, tocaba volver a la rutina de hacer turismo y descubrir nuevos rincones de Seúl. La mala suerte vino a nosotros esa mañana, ya que la lluvia no paraba de caer fuera, cosa que puede ser un problema para visitar algunos lugares, pero como la ciudad está llena de posibilidades, elegimos visitar un museo ese día. Era la ocasión perfecta para ir al Museo Memorial de la Guerra.
Nos dirigimos hacía el museo, paraguas en mano, línea celeste, parada en Samgakji, salida 12. Al salir de la estación la lluvia apretaba como nunca, así que aligeramos el paso hasta refugiarnos en el museo y empezar la visita.
El hall de la entrada nos da la bienvenida con una alfombra roja
El edificio está dividido en 3 plantas, repletas de exposiciones relacionadas con la guerra, ya sea de armamento y equipamientos, estatuas, pinturas, maquetas, historia… Con especial atención al conflicto más reciente, la Guerra de Corea, pero a su vez puedes encontrar la evolución histórica de las guerras que ha combatido la península coreana, desde la prehistoria a la actualidad. Además hay un lugar donde exponen uniformes de guerra históricos de otros países, incluido España.
Exposiciones de munición, granadas, máscaras de gas...
Exposiciones de aviones, tanques y otros vehículos de combate
Pequeña exposición en la sala internacional sobre Japón
La verdad es que es una visita muy interesante para el público en general y para los interesados en temas bélicos en particular. Un buen lugar para aprender un poco de historia en un asunto que está muy vinculado con Corea desde la guerra que la dividió en dos.
Ejemplo de Barco tortuga (Geobukseon)
Durante nuestra visita nos encontramos con un grupo de jóvenes soldados coreanos esperando para entrar en el salón memorial del edificio. Suponemos que el ejército hará visitas guiadas para los que hacen su instrucción militar y así enseñar un poco de la historia coreana.
¿Turismo militar?
Tras hacer un largo recorrido por las tres plantas del museo, pensamos que ahí terminaba todo lo que tenía que ofrecer este lugar, pero no. A las afueras del edificio del museo de pueden encontrar infinidad de cosas más que contemplar, destacando la exposición de armamento militar con innumerables tanques, aviones, helicópteros, armas pesadas... e incluso barcos. Así que aún quedaba visita para rato aquí.
Un enorme barco de guerra
Aviones y avionetas de guerra
Misiles y armas antiaéreas
Por último, antes de marcharnos hicimos un recorrido por los otros elementos del museo que están en el exterior, como las estatuas conmemorativas de la guerra, como por ejemplo la Estatua de los Hermanos, el Monumento a la Guerra de Corea, la Estatua del reloj de la paz, las placas conmemorativas a las víctimas, o el monumento dedicado a los países aliados participantes en la Guerra de Corea, entre otros muchos interesantes monumentos.
Estatua de los Hermanos
Ya estábamos cansados de tanto museo y tanta guerra, pero aun nos quedaba una última batalla en nuestro día, el hambre. Nos dirigimos al mercado de Namdaemun a buscar algo de comer y terminamos el día comiendo Dolsot Bibimbap y Dongas en un pequeño restaurante entre sus calles llenas de tiendas de souvenirs y productos coreanos artesanales.
Vídeo del capítulo 10:
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